Seguro que todos conocéis los Pimientos de Padrón que son típicos de Galicia y originarios de la localidad de su mismo nombre en La Coruña. Aunque responden al dicho de “unos pican y otros no” dependiendo de las temporadas picarán más o menos pero seguro que sabéis que cuando pican, pican de verdad.

Por otro lado tenéis los quizás algo más desconocidos Pimientos de Guernika pero que hoy por hoy también encontraréis casi en cualquier sitio dado el aumento de su producción y distribución en estos últimos años. La gran diferencia es que son algo más grandes y alargados y que nunca pican.

Sin embargo las guindillas vascas, que si que quizás habéis visto frecuentemente en conserva de vinagre, también se toman fritas y desde mi punto de vista son las más ricas de los tres. Aunque normalmente no pican raramente pueden dar alguna sorpresa aunque su picor nunca llegará al del pimiento de Padrón.  Para prepararlos un buen aceite de oliva bien caliente en una sartén y en cinco minutos moviendo para que no se quemen y al final escurrir bien el aceite y añadir un poco de sal.

Probarlas son exquisitas y un gran acompañamiento para un Bacalao al Pil Pil, pero quizás os cueste un poco encontrarlas.