Membrillo
Foto de jrobles

Con esta rica fruta, me vienen a la memoria imágenes de cuando era un crío. Imágenes de como ayudaba a mi abuelo paterno y a mi madre durante la recolección de membrillos de unos cuantos árboles que mi abuelo tenía plantados en un pequeño terreno cerca de Madrid. Tras pasar allí varias semanas en verano, cuando volvíamos al colegio todavía nos quedaban unos cuantos fines de semana hasta que llegase el invierno y era entonces, cuando los membrillos maduraban y mi madre y mi abuela hacía kilos y kilos de carne de membrillo que luego disfrutábamos todo el año, además de hacer las delicias de amigos y familiares.

Siempre me ha resultado curioso como podía salir un dulce tan delicioso de una fruta que resultaba incomible al natural, con una carne de sabor ácido y textura dura y sumamente áspera.

Aunque esta fruta contiene muy poco azúcar y su aporte calórico es muy bajo normalmente se prepara en el llamado dulce de membrillo al que se le añade la misma cantidad de azúcar que de su carne cocida, por lo que por azúcar no os preocupéis. Según parece el membrillo es originario de la región de Cidón, en la isla de Creta, aunque no se conoce la fecha exacta de su aparación. Aunque os comentaba antes sobre su acidez y la textura de su carne, existen ciertas especies americanas mucho más dulces y comestibles en crudo. En relación a sus nutrientes contiene algunas vitaminas y minerales pero la característica más saludable es su alto contenido en fibras (pectina y mucílagos) y taninos.

Quince Jam and Dulce de Membrillo
Foto de MGF/Lady Disdain

No os tengo ni que decir como está el dulce de membrillo que hace mi madre, pero si hay algo que recuerdo especialmente es una jalea que hacían junto con el dulce que elaboraban como si de un tesoro se tratase. De la cantidad ingente de membrillos que procesaban salían cientos de kilos, y no exagero, de carne o dulce de membrillo, pero pocos litros, muy pocos litros de una sabrosa y delicada jalea que luego tomábamos con las tostadas, cuajadas, yogures, … y que resultaba deliciosa.

Según parece la jalea se hacía a partir de las mondas y las pepitas de los membrillos. Dejarme que os cuente.

Para ello se ponían en una cacerola con litro y medio de agua las mondaduras y las pepitas de un kilo de membrillos y se llevaba a ebullición. Tras quince minutos hirviendo verter en una tela de muselina el agua de cocción y las mondaduras cocidas y exprimir bien encima de un bol con el fin de extraer lo más posible el jugo que contienen las mondas. Siguiendo este proceso se obtendrán unos tres boles de líquido que se deberán mezclar con dos boles de igual tamaño de azúcar (pero OJO! en terrones) . Poner la mezcla al fuego y seguir cociendo hasta que “haga la perla”. Eso dice mi madre. Consiste en que echéis una gota de jalea en un vaso de agua fría y si la gota, “la perla”, llega hasta el fondo sin diluirse significa que la jalea está en su punto.

Bueno espero que os guste este recurso para aprovechar todo del membrillo y que ahora que estamos en plena temporada os animéis a cocinar uno o dos kilitos y hagáis dulce y jalea. Yo quizás me anime.

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