Seguro que en alguna ocasión habréis oído que el olfato es el sentido que más perdura en la memoria. Seguro que también en alguna ocasión, un olor, una fragancia os a transportado de inmediato a una época o a una situación pasada, y seguro que además lo ha hecho con todo lujo de detalles que os permiten recordar y revivir todo lo que paso en ese momento.

Pues bien, eso es lo que me ha ocurrido el pasado fin de semana en una comida familiar en la que cocinamos algo que me trajo gratos recuerdos. Recuerdos de mi infancia, recuerdos de dos mares, recuerdos de campos de arroz, de su cosecha, recuerdos de reuniones y comidas al borde del mar, recuerdos del silencio de la pesca en el río, montones de recuerdos de épocas estivales que pasaba en compañía de mi familia en la preciosa tierra del Delta del Ebro.

¿y qué es lo que olí? el olor de las alcachofas, pero el olor de unas alcachofas especiales para mi, alcachofas a la brasa que chamuscadas pueden hacer las delicias de los más exigentes paladares. Eso me recordó momentos que pasé en esta tierra, momentos que transcurrieron entorno a jornadas en el río o en la playa donde nos reuníamos y preparábamos una comida con lo del lugar. En muchas ocasiones, un arroz, unas alcachofas a la brasa y unas anguilas xapadas eran base gastronómica de grandes reuniones y días de diversión y juego en el Delta.

Como exige la tradición sólo las preparamos con aceite de oliva y sal y luego se asan directamente sobre una buena brasa en la que habrá que poner especial cuidado en que la alcachofa se mantenga vertical con objeto de que no se salga el aceite que haya almacenado en su interior, en su corazón, lo que hará que este se ase a la perfección con todo su sabor. Tras veinte minutos aproximadamente, siempre dependiendo de la fuerza del fuego, se podrán retirar y degustar hoja por hoja hasta llegar a su corazón, y por supuesto retirando las primeras hojas que han estado en contacto directo con el fuego.

Una cosa me lleva a la otra y eso me recuerda que el resto de compañeros de mesa de las alcachofas no los podemos olvidar. El arroz, de inmejorable calidad, tendrá un enfoque que como casi siempre, dependerá de su cocinero y de los ingredientes, nunca hay dos iguales, pero allí menos, recuerdo combinar pescado o marisco, con caza y vegetales consiguiendo unos sabores increibles ¿habéis probado arroz cocinado con pato salvaje? ¿o con polla de agua? ¿o con caldo de coquinas? ¿o incluso con anguila? pues no os lo perdáis. Con respecto a la anguila dejar al margen aprensiones y estúpidos prejuicios y no dejéis de probar la exquisita anguila xapada directamente asada sobre la brasa acompañada de ali oli. La anguila xapada es abierta y después de limpia se deja secar al aire durante unos días antes de consumirla.

Si vais en invierno también podréis degustar platos que os harán entrar en calor como la anguila en salsa o el arroz con col y judias blancas.

Estoy seguro que de tener la oportunidad de conocer esta tierra, no os dejará indiferentes, su paisaje único, su gastronomía, su río, sus humedales, sus aves, sus huertas, sus dos mares, os podrán gustar o no, pero no os dejarán indiferentes y quien sabe quizás algún día, al igual que yo, la recordaréis alrededor de una brasa y unas alcachofas.

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