Más conocido como el Hotel de FATSA. El pasado 14 de Agosto tuve la suerte de ser invitado una vez más a este cálido hotel el cual, les voy a ser sincero no me voy a molestar en saber como está catalogado, porque realmente no interesa mucho, ya verán porqué. Si les voy a decir que, si fuera tan solo por la cocina y el servicio de salón, ha de ser un súper cinco estrellas.

¿Qué exagero?, lean esto …. Resulta que se trata de un hotel del sindicato de los trabajadores de la sanidad, a la vista está que cuenta con buen presupuesto y una buena administración. El hotel tiene muchos años, sin embargo todo el tiempo tiene renovaciones.

Podrán ver en su web site del hotel, que claramente se llevan allí convenciones, fiestas, y todo tipo de eventos acorde a la infraestructura con la que cuenta. Pero hoy  les escribo está crónica como un turista trabajador de la sanidad, beneficiario de estos servicios.

El mayor atractivo para los trabajadores que se hospedan allí puede que sea la piscina, el nuevo spa, los parques, los shows, las actividades recreativas, peeeeero para mi, el momento del desayuno y la cena son lo “Más“. Toda la pastelería y todas las comidas se preparan allí.

Entonces, voy a contarles y mostrarles fotos de algunos platos de este fin de semana, verán que son muy simples, pero sepan que me fueron servidos con profundo profesionalismo y antes de poder contar hasta diez desde el momento que nos sentamos a la mesa. Cabe aclarar que en  esta oportunidad había casi 200 personas para ser servidas, pero en el verano cuando suelen haber 450, la anécdota es la misma. Esto lo logran con la experiencia acumulada y la fidelidad del personal de cocina y salón, que en muchos casos llevan más de 25 años en sus puestos y están sincronizados al máximo. Muy meritorio para mi.

Los platos no necesitan tentadores nombres o descripciones, son todos súper caseros, abundantes y superan las expectativas de todos, grandes, jóvenes, niños, vegetarianos. Todos son complacidos, y al dar una vuelta por el salón observé como los platos de todo el mundo vuelven vacíos a la cocina. Los míos, ¡ni hablar! ¡no les puedo contar!, vuelvo rodando a Buenos Aires cada vez.

Al momento del desayuno, mis bocados preferidos son, los scons, los libritos de grasa, las vainillas, la pastaflora (con dulce de membrillo ¡eh!), no puedo parar, no puedooooo. Hasta me parece rico el pan bajas calorías, con manteca y dulce de leche ¡claro!

Una de las cenas fue, un par de empanadas de carne de entrada, un principal compuesto por una generosa porción de vacio (1)  braseado y adobado con chimichurri, que se cortaba con el tenedor de tan tierno que estaba, con ensalada de lechuga, zanahorias y algunos brotes crocantes de soja.  Y el postre un brownie con helado de americana y salsa de frutillas. Te conté que era simple ¿viste? – . Acompañé con vino blanco bien frío, del cual no presté atención a la etiqueta, me pareció torrontés. El servicio del vino también es muy simple allí. Los camareros (minoría de hombres) recorren todo el tiempo el salón con dos botellas en mano, una cepa tinta y una blanca, de manera que tu copa nunca queda vacía.

La Falda verdaderamente no es un destino internacional, y el Hotel FATSA en temporada alta es exclusivo para los trabajadores de la sanidad y sus familias, no obstante lo recomiendo para quienes en Argentina tengan alguna posibilidad de acceder a él fuera de temporada o como invitado de alguien del gremio (como yo). Y para mis amigos fuera de Argentina, seguramente si al menos les queda de paso en el itinerario que pueden hacer en la provincia de Córdoba, podremos con anticipación,  hacer los arreglos para que al menos una noche puedan vivir la experiencia.

Hasta aquí entonces, mi reconocimiento a los hacedores de la gastronomía del Hotel FATSA.

Párrafo aparte merece el, desde hoy, mi gran amigo Walter, que el domingo se mandó un asado para 150 personas sin siquiera despeinarse. Más allá que usa el pelo al ras, asó más de 70 kg. de carne. ¡Papáaaaa´! ¡Qué asado!. La carne excelente, muy tierna, asada a pura leña, vean en la foto como las costillas se desprenden de la carne sin usar cuchillo. Walter es camillero en el Instituto Argentino de Diagnostico y Tratamiento, lo conocía de vista de eventos anteriores, pero no conocía su gran aptitud y actitud frente a la parrilla.

De regreso a casa, como les conté en un artículo anterior, es costumbre volver con unos alfajores, máxime si son de Córdoba. Los alfajores cordobeces tienen su estilo propio, y una de las fábricas más importantes de la zona se llama “Estancia el Rosario” de la ciudad de La Cumbre, estuve allí hace unos años, ofrecen una visita guiada muy interesante mostrando la producción, ya les escribiré acerca de ello.

Quiero cerrar manifestando cuanto disfruté de este fin de semana en familia, gracias a los organizadores del viaje, a todo el personal del Hotel, y a mi Mujer por supuesto, tenaz trabajadora de la sanidad y de quien recibí la invitación.

 (1) En Argentina cuando hablamos de carne y no especificamos el animal, es vacuno.

 

Otto Calace Hotel
Guemes 198
La Falda, Córdoba
Argentina
Tel: +54 03548  422123 / +54 03548 422038
Web: www.hotelfatsalafalda.com.ar

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