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El encanto del lugar del que os quiero hablar hoy es innegable. Casi tanto como que la calidad de su comida es mejorable. De ninguna manera me gustaría que esta última afirmación os haga no seguir leyendo este artículo, porque si me molesto en escribir sobre este lugar es porque en muchos sentidos merece la pena.

Quizás sea porque tengo el lugar asociado a mi niñez y a pesar de llevar abierto desde el año 1964, le recuerdo tal y como se conserva hoy en día. Cada vez que lo visito me hace retroceder a los años 80 cuando siendo un canijo correteaba por sus comedores y jardines.

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En lugar se encuentra en una casa de labor rehabilitada construida sobre unas cuevas que datan del siglo XVIII  y que tienen una longitud de más de 150 metros y se encuentran a más de 20 metros de profundidad. Una parte de las mismas todavía hoy se puede visitar.

Antiguas construcciones que antaño albergaban lagares, bodegas, cuadras, caballerizas y otras dependencias de la casa son las que hoy en día albergan las instalaciones del restaurante y del bar.  Acogedores rincones al calor de grandes chimeneas, viejos molinos, grandes tinajas cubiertas de firmas de las diferentes celebridades que han pasado por el lugar en todas estas décadas, muestran la historia y trabajo que guardan estos muros.

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Respecto a su comida no puede ser más tradicional, pero tradición es este caso que no siempre está asociada a buena calidad y mucho menos a buena relación calidad precio. Si hay algo que destacar es su asadillo de pimientos, que asan en su gran horno de leña, donde también dispensan el mismo trato a coderos y cochinillos, que junto con las carnes rojas a la parilla componen lo más destacado de su carta. Buen chorizo a la brasa, morcilla demasiado fuerte y algo sosa, servida abierta, y tristes migas y tristes huevos de rico y de pobre. La panceta de ibérico muy mejorable y de las patatas revolconas que las acompañan mejor ni hablamos.

No os voy a decir que es un sitio para no ir, ni de lejos, es recomendable si no esperas una comida y relación calidad precio sobresalientes. Lo que si que os puedo decir es que voy de vez en cuando año tras año y poco a poco me va dejando un sabor más turístico y menos personal, más artificial y menos al rancio encanto que siempre a mantenido.

En lo que respecta al precio algo caro en comparación con la calidad, lo que hace pensar que de alguna forma se paga el interés turístico y el innegable encanto del lugar. Como siempre os dejo unas fotos.

Mesón Cuevas del Vino
c/ Benito Hortelano, 13
Chinchón
28370 Madrid
España
Tlf.: +34 91 894 02 06
Tlf.: +34 91 894 09 40
Web: http://www.cuevasdelvino.com/
Email: cuevasdelvino@cuevasdelvino.com

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