Digo “volvimos” porque El Laboratorio Gastronómico ya visitó este restaurante Zamorano hace más de tres años y la positiva experiencia quedo bien detallada por Jugendstil en un artículo de recomendable lectura. Desde aquel entonces, dadas mis visitas ocasionales a esas tierras zamoranas próximas a Benavente, quedo pendiente mi visita para verificar todo lo bueno que de este restaurante se oía y se escribía.

Corvina con tallarines de calamar y ali oli de pera

Han sido múltiples los intentos fallidos estos años de atrás y por fin, este verano, logramos reservar una mesa para ocho comensales. Sin dudarlo hicimos parada y fonda cuando desde Madrid nos dirigíamos a Asturias para nuestro pequeño descanso veraniego. La visita a Brigecio era un inmejorable comienzo para unos días de descanso donde como sabéis, la buena gastronomía tiene un importante papel.

Como digo ocho personas, seis adultos y dos niños, y comida con planteamiento algo peculiar por mi parte al tener que conducir todavía 300 kilómetros hasta nuestro destino. Es decir vino muy, muy limitado y comida “ligera” dentro de lo posible. No me voy a entretener mucho en la sala y en los platos, puesto que eso lo hico ya muy bien Jugendstil en el artículo anterior. Voy a centrarme más en un balance y en daros mi opinión personal. Un simple comentario al primer artículo me sabía a poco.

La primera sensación del lugar es sorpresa. Morales del Rey es un pueblo muy pequeño y resulta sorprendente que en el haya surgido y esté encontrando un claro hueco entre la oferta gastronómica zamorana, un restaurante como Brigecio. Pero es perfecto, quizás eso le haga todavía más interesante.

Lo siguiente que sorprende es su carta, no es muy extensa pero si variada y algunos de sus platos ya aventuran la creatividad y la personalidad de la cocina de Brigecio, que también juega mucho con la temporada.

Debo confesar que no empezaron con buen pie en lo relativo al servicio y la atención a la mesa. Como decía en el grupo iban dos niños. Una vez conocida su elección pedimos adelantasen sus platos y la responsable de la sala nos dijo que no era posible, que estaban a tope y que la cocina debía seguir el ritmo de la mesa y servirse todo a la vez. Siento decirlo pero resulta una pobre y desafortunada justificación, mal planteada y mal esgrimida, que sobre todo mostró poca sensibilidad y pocas ganas de agradar al cliente.

En nuestra comida comenzamos con Queso y Cecina, buenos ambos pero el queso algo frío. Cremosas y sabrosas croquetas y para mi el mejor de los entrantes un Pulpo a la Zamorana elaborado con una salsa de pimentón y un toque de tomate que se presenta suavemente ligada sobre un fondo de crema de patata.

Queso y Cecina Pulpo a la Zamorana

Seguimos con unas tostas. La de Foie algo tosca pero rica con hígado de pato de buena calidad y una más atrevida y en mi opinión menos afortunada, Tosta de sandía con boquerones. La excesiva acidez de los boquerones mataba los sabores del conjunto. Boquerones en escabeche más suave tipo veneciano o marinados creo que habrían acertado más en el conjunto.

Tosta de Foie Tosta de sandia con boquerones

En los segundos hubo mucha variedad y lo que probé merecía la pena salvo algunas excepciones. Lo que más me sorprendió la Corvina con tallarines de calamar y alioli de pera y el Rabo de Buey, platos ambos para repetir en futuras ocasiones. El cochinillo y el cordero no tenían nada de especial y sus preparaciones no sobresalían. Del chuletón de buey a destacar la calidad de la carne pero fallaba la presentación del corte y carne fría y muy poco hecha.

Rabo de Toro Chuletón

En los postres sobresalió un helado de boletus con crema de castañas, original, atrevido y muy conseguido. El arroz con leche con helado de mandarina también muy agradable y bien preparado.

Helado de Boletus con crema de castañas Arroz con leche con helado de mandarina

La experiencia me ha permitido certificar la calidad de la cocina de este local aunque debo decir que es uno de estos restaurantes donde unos platos sobresalen claramente sobre otros y en algunos es posible “pinchar” y que no estén a la altura de las expectativas. Aunque me invitaron, viendo los precios de platos y vinos lo más destacable de Brigecio es la relación calidad precio.

Respecto al servicio resultó correcto durante toda la comida pero sobresale el regusto del desafortunado gesto al principio de la comida. En definitiva coincido con Jugendstil un sitio a tener en cuenta y que hay que probar, pero que en mi opinión debe rodar más y profesionalizarse. Claramente se han hecho un merecido hueco en la gastronomía zamorana pero debe consolidarse y limar algunos defectos si quieres convertirse en un restaurante de referencia a nivel nacional.

Por mi parte tengo que volver con más tiempo y con otro planteamiento y esperar que el pequeño incidente del comienzo de la comida haya sido ocasional.

 

 

 

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