[img:4104965597,small]
En las afueras de Benavente, en el kilómetro 1,5 de la carretera de Benavente a León, en plena naturaleza, se encuentra el Restaurante El Ermitaño, una construcción original del siglo XVIII restaurada con muy buen gusto en medio de la sencillez del paisaje zamorano.
El restaurante, abierto desde 1989, ofrece una sabrosa cocina zamorana evolucionada basada en la excelente calidad de las materias primas de la zona de la mano de Pedro Mario Pérez.
Existen varios salones y ambientes en El Ermitaño, todos amplios, cómodos y muy bien decorados. La parte superior está habilitada como una gran buhardilla donde tomar café, copas, leer o fumar. Un perfecto espacio donde reposar la comida y mantener una agradable sobremesa.
[img:4104966963,square] | [img:4104968589,square] |
[img:3808635468,square] | [img:3808636572,square] |
El menú de El Ermitaño varía según las estaciones y los productos de temporada de la zona. Ahora la carta es una explosión de los sabores del otoño, y en especial, las setas. Una vez sentados a la mesa pedimos de entrantes dos de las especialidades de la casa: huevo de corral con setas silvestres, jamón ibérico, cremoso de ajos confitados y trufa fresca y canutillos de cecina de vaca rellenos de foie y membrillo.
[img:4104954059,square] | [img:4104956703,square] | [img:4104958091,square] |
El huevo, ligeramente pasado por agua durante 3 minutos conserva la yema líquida, perfecta para mojar (recomendación absoluta) y mezclar con el aceite del fondo. El plato realza y potencia el sabor de las diferentes setas (senderuela y pie azul), y es, en definitiva una maravilla. Los canutillos, cuidadosamente presentados, desvelan el sabor del foie al final, tras habernos inundados antes la boca con el intenso sabor de la cecina.
En los segundos, El Ermitaño ofrece de carnes: pichones escabechados en soja, trigo estofado, castañas y berza; ossobuco de ciervo estofado al tomillo con pasta fresca, pisto y queso curado y cochinillo confitado con jugo de cuajada de leche con puré de reineta, además de los platos que finalmente pedimos: pechuga de pato a la sal de frutas con piña, pasas, frutos secos y su jugo a la canela y presa ibérica asada al humo de carbón con su jugo y estofado de hongos frescos al ibérico. En el pato estaba muy bien conseguida la integración de sabores salados y dulces, cosa que no siempre se consigue; y la presa estaba simplemente espectacular, con un toque muy particular de ahumado y muy muy jugosa.
Además de carnes, se puede comer pescado en El Ermitaño: rape asado en especias con guiso de colmenillas silvestres, habones y panceta ibérica o rodaballo con pil-pil de crestas de gallo al aceite de pimentón y sepia fresca a la brasa. De estos platos probamos el rape. No mezclaban bien las legumbres con el rape en esta ocasión.
De postre tomamos crema de calabaza con yogur de leche de oveja, crema de yemas de corral con hongos, piña, vainilla y vinagre y helado de naranja, mandarina y vainilla con te negro y especias. Otra vez las setas de protagonistas, ahora en el postre en una apuesta arriesgada y no apta para todos los paladares. Riquísima la crema de calabaza y yogur de leche de oveja.
No los probamos, pero la carta ofrecía una amplia variedad de quesos y vinos de postre.
La cuenta para 4 personas, a la que añadimos una ensalada de brotes de temporada, agua y una botella de Abadía Raimat Crianza 2005 fue de 172 €. Pedro Mario tuvo la amabilidad de invitarnos al café en la buhardilla.
El Ermitaño, un must si visitas Benavente. Aquí teneis las fotos.
El Ermitaño
Ctra. Benavente-León, Km. 1,2
49600 Benavente (Zamora)
España
Tel: +34 980 632 213
http://www.elermitano.com
Estimado Jugendstil, has escrito sobre un lugar que está inscrito entre eso que siempre digo “no me da tiempo a escribir lo que me como” por lo que os como mucho o escribo poco. Pero bueno a lo que vamos.
He estado en El Ermitaño en tres o cuatro ocasiones, ya las dos últimas el pasado verano en dos domingos consecutivos. En mi caso se trató de una parada, que debía haber sido rápida, en su bodega, la zona del bar. Creo que la carta difiere de la del restaurante pero al fin y al cabo la cocina y el corte de los platos es el mismo.
Lo peor de las dos ocasiones fue el servicio y no por no ser esmerado, sino porque aun siéndolo, no llegaban lo que revela un problema al menos en el salón donde yo estuve o en la cocina y como sirve a esta parte del restaurante. Tuvimos alguna anécdota digna de mención, pero centrémonos en la cocina.
Para mi El Ermitaño es uno de estos lugares del que no se puede decir que se coma mal, quede eso claro. Lo que si que puedo decir el que tiene platos sublimes, impresionantes y otros con los que te puedes simplemente estrellar y tener un rotundo fracaso. El motivo creo que no es otro que determinado toques innovadores traspasen sin mucho existo la barrera de una cocina de tradición avalada por un buen producto.
Muy buenos y bien servidos, excepto en tiempo, los menús infantiles, las croquetas, la cinta de lomo, los escalopines y el lenguado, todos ellos ricos. Rica también con muy buen equilibrio entre ahumado, dulce y salado de La Sardina Ahumada con Puerro Confitado. Un sublime e inmejorable Lomo de Vacuno a la brasa, por su calidad y por su elaboración respetando el producto.
Decepcionante especialmente el Cochinillo Confitado a la Naranja con una carne fuera de punto y también algunos platos con mezclas sin orden ni concierto que en mi opinión pasan por la mesa sin pena ni gloria, El Atún Rojo Marinado con Anchoas, Huevas, Quesos Castellanos, Tomate Dulce, Olivas y Piñones y por otro lado el Pulpo a la Brasa con Pisto de Verduras, Tocino y Sopa de Patata al Humo.
Respecto a la Presa Encostrada en su Corteza con Cebolleta Trufada curiosa al inicio pero algo pesada al final y eclipsa la buena calidad de la carne. El Guiso de Muslo de Gallo de corral también mejorable.
En definitiva, en mi opinión, un lugar que hay que conocer, referente en la zona, pero donde en mi opinión, no siempre es fácil acertar con los platos.
Os dejo mis fotos.