¿Qué opinión os merece un negocio que lleva abierto desde 1882?  Si además os digo que la mayor parte de ese tiempo lo ha dedicado a dar de comer -como dice su actual propietario Pedro Morán- ¿no os infundiría eso un tremendo respeto?

En mi reciente visita veraniega a Asturias hemos cenado en Casa Gerardo, cerca de Gijón. En 1882 el bisabuelo de Pedro Morán, el actual propietario,  la inauguraba como venta-casa de postas y lugar de parada de las diligencias que transitaban por los caminos en aquella época. El nombre actual lo toma cuando el yerno del fundador la hereda y transforma el negocio en una venta de comidas. A partir de ahí, tanto él como su hija Ángeles empiezan a demostrar su saber hacer en los fogones año tras año, hasta llegar a nuestros días y a las manos de Pedro, hijo de Ángeles y Manuel, y posteriormente a las de su hijo Marcos, que junto con su padre imprimen a la actual Casa Gerardo una perfecta integración entre tradición y creatividad.

Éramos dos para cenar y la lectura de la carta fue muy interesante, toda ella sugerente, por platos y por la opciones de diferentes menús degustación, tres, si mal no recuerdo. Al ser cena y tener 50 kilómetros de vuelta a casa descartamos el menú con más número de platos y optamos por un menú medio, llamado tradición, con un cambio que fue aceptado amablemente por Marcos. El menú lo componían un molusco, una entrada, un pescado, un huevo o media carne, fabada de prendes y dos postres, entre en que no podía faltar su famosa crema de arroz con leche requemada. El cambio fue que en uno de ellos la fabada se cambiase por cochinillo confitado y como digo aceptaron amablemente, lo que ya daba muestras de su atento y esmerado servicio que en todo momento se encarga de que te sientas en casa, en su casa.

Empezamos con dos aperitivos por delante del menú, una espuma de tomate con palomitas seguido de una crema de verduras acompañada de un bonito macerado, ambos buenos comienzos.

El molusco un Ostra Embarrada presentada limpia sobre un plato hondo, pintada con un barro realizado con café, whisky Macallan y piñones. Un plato fresco, curioso y sabroso donde el molusco se puede saborear y degustar junto con el resto de matices procedentes de los ingredientes del barro.

La entrada fueron unas exquisitas croquetas de compango acompañadas de un pequeño bocadillo de quesos asturianos entre dos finísimas capas de crujiente hojaldre ligeramente dulce. Fantásticos ambos pero delicadísimo y extremadamente equilibrado el bocadillo, por su aparente simplicidad, su sabor y su contraste de texturas.

El pescado fue una excepcional merluza de pintxo simplemente hervida acompañada de una vinagreta de verduras. Un plato que quizás no prometía, pero cuya elaboración, presentación y resultado final son sobresalientes.  Continuamos con un huevo confitado sobre crema de patatas de contundente ración y bien elaborado.

Llegamos al plato principal donde, como avanzábamos, además de la prevista fabada servida con su compango aparte, degustamos un cochinillo confitado y luego rustido. Ambos sobresalientes pero me quedo con la fabada y con la experiencia de degustar una fabada como quinto plato. No os imaginéis una pequeña ración. Imaginar mas bien un plato colmado de fabas con su generoso compango de acompañamiento. Una fabada excepcional, cargada de simplicidad y tradición, y generosamente servida a pesar de formar parte de un menú de estas características, como debe ser.

Os podéis imaginar como se llega a los postres, el menú va in crescendo y culmina con la fabada, por lo que a los postres digamos que podéis llegar tocados. Si embargo, reposar disfrutar de vuestras últimas copas de vino y prepararos porque vienen dos postres sublimes.

El primero algo menos dulce que su predecesor es un Helado de Piña Asada con Sopa de Mandarina, Chocolate y Aceite de Oliva Virgen. Sólo os puedo decir que yo no soy muy goloso y quizás precisamente por eso el postre me parece delicioso, la frescura otorgada por la mandarina y el aceite de arbequina, creo, son espectaculares en contraste con el helado de piña asada y un delicado bombón de chocolate oculto bajo el mismo. Respecto a la crema de arroz con leche, como la fabada, un generoso plato lleno de tradición y sabiduría que disfrutas a pesar de su contundencia como final para un menú de este tipo.

Fantástica experiencia levemente regada con media botella de Jaros de Ribera del Duero, en un comedor muy agradable con excelente servicio en sala, trato cercano, familiar, amable con mucha profesionalidad. Del precio, ni hablemos, inmejorable relación calidad precio, no llegamos a los 135 Euros.

Una gran experiencia recomendable y que sin duda repetiremos próximamente.

Disfrutar con las fotos, ah! y no dejeis de asomaros a su espectacular cocina de más de 200 metros cuadrados, merece la pena.

Casa Gerardo
Carretera AS-19, Gijón-Avilés Km. 9
Prendes
Asturias
España
Tlf.: +34 985 88 77 97
Tlf.: +34 985 88 77 98
Email: info@casagerardo.com
Web: www.casa-gerardo.com