Todos los que tenemos niños sabemos lo complicado que resulta hacerles comer determinadas cosas que son fundamentales en su alimentación pero que a ellos no les parecen en absoluto sugerentes.

Un caso muy habitual son las legumbres. Generalmente los niños no quieren ni oir la palabra y mucho menos consumirlas, cuando es algo que tenemos que darles de manera obligada. Hace tiempo que a jlastras se le ocurrió hacer unas estupendas hamburguesas, algo que a los críos les suele gustar mucho, pero, en este caso, van cargaditas de garbanzos, lentejas u otra legumbre similar.
Es tan sencillo como picar un buen puñado de legumbres, incluso unos garbanzos de bote, y añadirselos a la carne picada. También es recomendable añadir un huevo y salar al gusto (yo además siempre echo un poco de pimienta).

Hace unas noches, decidí prepararles a los niños unas hamburguesas aprovechando unos garbanzos que quedaban del cocido del domingo. Los enanos estaban algo rebeldes y yo me encontraba sola ante el peligro y, la verdad sea dicha, no tenía ganas de bronca a las ocho de la tarde. Así que, tras mezclar la carne, formar las hamburguesas y freirlas, freí también unas patatas. Si queréis, antes de freirlas, podéis pasarlas por un poco de harina y huevo a modo de los llamados Filetes Rusos.

Con todo, monté las hamburguesas en platos de colores, con ketchup les hice patas y ojos. Las patatas se convirtieron en pelos y un poco de lechuga hacía de suelo.

Aquella noche, no les llamé a cenar, les dije que había habido una invasión extraterrestre y que teníamos que liberar el mundo. De un bocado los dejamos sin boca, es importante que no puedan comunicarse, les dejamos sin pelo y sin patas, para que no pudiesen desplazarse y así hasta acabar con ellos.

Fue muy divertido, y la segunda hamburguesa fue un extraterrestre diferente, este tenía un montón de brazos y un solo ojo. Cuando le pregunte a mi hija con la segunda hamburguesa que tal iba, ella me contestó dando el último bocado “¡está muerto¡”, evidentemente fue un éxito.