He estado leyendo esta investigación y quisiera aportar mi granito de arena. Me voy a centrar en la receta, modificando la que jlastras ha aportado, con una que me enseñaron en unos cursos de cocina a los que asistí.

En lo que se refiere al enfoque, esta receta va al más sencillo (hacer una única mezcla y dejar que el horno se encargue de que el interior esté líquido), dado que entiendo que así está más al alcance de cualquiera de nosotros. Os aseguro que la he realizado en casa en muchas ocasiones y sale estupenda, con el coulant de mejor forma y sin hundirse en la parte superior, y con un corte más consistente, de manera que si el comensal lo corta por la mitad antes de empezar, el aspecto es mucho mejor que el que he visto en las fotos de pruebas anteriores (espero que las fotografías lo muestren suficientemente bien).

Ingredientes (4 unidades):

100 gr. de chocolate al 70% de cacao
100 gr. de mantequilla
40 gr. de azúcar
50 gr. de harina
2 huevos enteros
2 yemas de huevo
4 moldes de aluminio.

Preparación:

1. Derretimos juntos y al baño maría el chocolate y la mantequilla, y lo dejamos que temple.
2. En un bol mezclamos las yemas, los huevos y el azúcar (no hace falta que sea glass).
3. Añadimos el chocolate y la mantequilla ya templados, y finalmente la harina tamizada.
4. Usaremos los mismos moldes que recomienda jlastras pero los preparamos de una forma levemente diferente: primero los untamos con un poquito de mantequilla, y luego espolvoreamos un poquito de harina, con lo que el desmoldado será aún más fácil.
5. Rellenamos los moldes con la masa, igualmente sin llenarlos del todo.
6. También en el horno hay diferencia: precalentado a 200º mantendremos los moldes 7 minutos. Es muy importantes ser muy exactos en el tiempo: más tiempo solidificaría toda la masa y menos haría que no cogiera la mínima consistencia suficiente.

Presentación

La presentación a gusto del consumidor, pero sí es muy importante servirlos inmediatamente, para preservar la textura idónea del coulant.

Os animo a hacerlo pues es un postre que entusiasma a quien lo prueba por primera vez y no defrauda a los habituales. Yo no he probado a congelar la masa, pero lo que sí he hecho en más de una ocasión es preparar la masa y ponerla en los moldes por la mañana, guardarlos en el frigorífico y hornear justo para servir. Esto nos permite presentar un postre recién hecho sin la incomodidad de la espera: basta con precalentar el horno mientras tomamos el segundo plato, e introducir los moldes en el horno mientras lo recogemos y preparamos la mesa para el postre y café.