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Vamos a hablar de este alimento que forma parte de nuestras vidas, y que tiene un valor simbólico, relacionado con el hedonismo, el sibaritismo, el refinamiento, la sofisticación y el disfrute.

El chocolate como sabréis se obtiene de mezclar azúcar y dos productos derivados de las semillas del cacao; la pasta de cacao (sólido) y la manteca de cacao (grasa). Este producto como todos conocéis lo trajo Colón de Sudamérica. Su origen es de la cuenca del Orinoco en el Amazonas, y los indígenas lo consumían hace ya mucho tiempo, encontrándose ya en vasijas datadas en el año 900-1900 A.C. En estos tiempos este producto se consumía en forma liquida fermentada, como si fuera una cerveza.

Al parecer en su primera llegada a Europa no tuvo mucho éxito, por su sabor amargo y aspecto sucio. Pero más tarde, aunque no se sabe concretamente como, empezó a mezclarse con azúcar, y algunas especias como canela, pimienta, vainilla, se cree que esto fue así en las órdenes religiosas tanto en México, como aquí en España. Y curiosamente ya algunas órdenes religiosas lo prohibieron por su poderoso valor excitante, en aquellos que lo tomaban. Como veis, ya desde antiguo le rodea toda una simbología. Hasta 1657, este producto se mezclaba con agua, y en esta fecha en Inglaterra es la primera vez que aparece mezclado con leche y hasta huevos. En Turín  se solidifica y se crea la famosa tableta, en el siglo XVIII. Y en Suiza, como no, se instala la primera fábrica en 1819.

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Sabéis que existen infinidad de chocolates, pero la mayoría se les añade azúcar, un emulsionante, que es la lecitina de soja, vainilla que les da aroma, algunos llevan leche, en polvo o condensada, frutos secos, y lo que si suele variar mucho es la concentración de cacao, siendo de sólo un 20% en el chocolate blanco hasta un 90% en chocolates negros muy puros.

Como todos los alimentos tienen sus cualidades positivas y las no tanto, vamos a intentar analizarlos.

El chocolate contiene hidratos de carbono procedentes del almidón, y algo de fibra, aunque no en cantidades significativas, lo que si suele añadirse en cantidad importante es azúcar y si seguís el blog, ya sabéis lo que pienso de este hidrato, evitarlo siempre que podáis.
En cuanto a las proteínas, sólo contienen en cantidades apreciables aquellos a los que se le añadan leche. El chocolate sólo, contiene un 12% de proteínas.

Las grasas provienen de la manteca de cacao, contienen ácidos esteáricos y palmítico, los dos son grasas saturadas, y ya sabemos los efectos negativos de estas grasas, su acumulo como tejido adiposo y su importancia en la producción de LDL o colesterol malo. Además, a muchos de los productos con chocolate, se les unen grasas hidrogenadas artificialmente, producto nefasto para la salud.

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Últimamente se han descubierto unas sustancias contenidas en el cacao, y le hacen ser un alimento saludable, estas son polifenoles-flavonoides, un potente antioxidante, que protegen el sistema circulatorio y el corazón. Parece ser que su consumo habitual baja la tensión arterial hasta en un 8%. Recordar que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte a partir de los 40 años en las sociedades occidentales.
Esta sustancia, esta en mayor proporción en el chocolate negro.

El segundo efecto positivo y por lo que quizás sea más conocido, es que es un promotor de la serotonina, por medio de un aminoácido (proteína) que es el triptófano. Este es un importante regulador de neurotransmisores, y de aquí su famosa sensación de placer y sustitutivo de otros placeres. También contiene feniletilamina, sustancia del grupo de las endorfinas, es la que genera las supuestas propiedades adictivas del chocolate. La feniletilamina tiene un efecto similar al de la anfetamina, es decir, mejorar el estado de ánimo.

El chocolate contiene teobromina, ejerce un efecto estimulante del sistema nervioso central similar al de la cafeína. El contenido de cafeína de una taza de café es 100 miligramos, la teobromina constituye el 2% del grano de cacao, y unos 200 miligramos de teobromina están presentes en una tableta mediana.

En resumen, nutricionalmente un producto altamente calórico, con bastantes grasas, aunque recientemente como hemos dicho con un importante valor antioxidante. Si queréis daros un capricho, sin perjudicar  a vuestra salud consumir chocolate negro puro, y con la menor cantidad de azúcar, y en cantidades moderadas, y evitar el chocolate blanco, es la opción menos sana.