Las Violetas pertenece a la selecta nómina de Bares Notables de la Ciudad de Buenos Aires, y como tal cuenta con una historia representativa de la ciudad y de la política argentina. Allí se sucedieron quien sabe cuantos hechos históricos desde la época de su apertura allá por 1884.

Fue contemporánea mia su época de abandono en la década del ’90, pero para aquella entonces estaba lejos mi interés por los temas gastronómicos, fue así entonces que no lo sufrí tanto.

Por suerte fue reinagurado en 2001, está pasando por un gran momento al igual que otros 72 bares notables más. – ¡Mirá si en Buenos Aires no tendrás donde tomar un café con historias!-

Más adelante y más tarde podrás acceder a su página en Internet e interiorizarte de algunas anécdotas históricas de las cuales la gente de Las Violetas se jactan de poder contarlas como propias. Pero ahora quiero compartir una vez más mi experiencia, una vez más un momento único. Y a cambio de vuestro interés, recomendarles y desearles puedan vivir un momento igual o más placentero que el mio aún.

Ella es quien me puede, Ella es quien más profundamente me conoce, y a Ella es a quien no le puedo dar un “no” como respuesta a nada. Ella es mi Abuela Antonia (94). Por suerte sus deseos siempre son terrenales y puedo cumplirlos. Por suerte también las otras mujeres de mi vida saben entender mi sentimiento hacia Ella y me ayudan a cumplir sus pedidos. -¡Y si!, un poquito de celos siempre aparece.-

Su deseo esta vez fue -… un día me gustaría tomar el té en Las Violetas.- Tenía yo también muchas ganas desde hace tiempo peregrinar por los bares notables de B.A. La falta de tiempo y la distancia desde mi casa eran más que una excusa para no haberlo hecho hasta el momento. Pero en una hermosa tarde de sábado otoñal en Abril pasado cortamos con el trajín y hacia Las Violetas fuimos.

Sábado, cuatro de la tarde y no toman reservas telefónicas para la hora del té, no fue extraño llegar y encontrarnos con unas cuantas más de diez personas esperando sobre la calle Medrano esperando poder ingresar. Paciencia. Antonia pudo esperar tranquilamente sentada acompañada de mi mujer en una recepción improvisada, mientras que junto a mi hijo esperamos nuestro turno para ingresar. Ya les doy una idea de que deben ser tolerantes en este sentido de la espera o ir más temprano, -pero más temprano ¿cuando?, tampoco vas a tomar el té a las tres de la tarde-. Por eso, calma, que vale la pena, sigan leyendo.

Ya ubicados en nuestra mesa, junto al ventanal que da sobre la calle Medrano, el camarero al ver que somos cuatro, la recomendación es una fija: María Cala.

María Cala o María Cala Victoriano, son dos versiones de una merienda donde la infusión es solo una mera excusa para disfrutar de una panadería y pastelería exorbitante, bien bien porteña. Exorbitante al punto tal que también en mesas de solo dos se sirve del mismo modo. Lo bueno de quienes fueron de a dos, al no terminar con todas las preparaciones, el mozo lo prepara para llevar. Pensé que pasaría lo mismo con nosotros, ¡pero no!, tuvimos los cuatro una prolongada y tranquila merienda. No quedaron ni rastros, comimos todo.

A la versión María Cala que fue nuestra elección, le sumamos otras infusiones (café con leche y té), y muuuucha charla.

María Cala:

• Té, café o chocolate con leche
• Porción de torta
• Budín
• Pan dulce
• Masas finas
• Escones
• Sándwich triple de jamón y queso
• Fosforito
• Chip
• Sándwich de pan negro tostado mixto
• Tostadas
• Manteca
• Mermelada
• Copa de jugo de naranja

Los datos técnicos de rigor:
El servicio, bueno. Deberían agregar más mozos a la hora del té los días sábados y me imagino que domingos será igual. Realmente aunque muy amable, nuestro camarero no daba abasto.

La ambientación, la pueden ver ustedes mismos en las algunas fotos. Inmejorable. Mármoles italianos, enormes arañas, altísimas columnas y cielorraso, y los emblemáticos vitrales hechos en Buenos Aires por Antonio Estruch.

Y la pastelería, sublime. Ya se han podido dar una idea bien acabada con nuestra elección.

Las Violetas es un lugar propuesto por las principales guías gastronómicas de la ciudad como restaurant, y claramente se convierte en un verdadero restaurant a la hora de la cena, pero en la mente de los porteños está como el lugar donde merendar o estando de paso donde tomar un café, y para mi está muy bien. – … ¡Y si!, soy porteño, queseleva hacer!

Lo más importante, a Antonia le gustó, cumplió su deseo y al momento de escribir esta crónica ya está pensando en el próximo. También se cumplió el mio, el mismo de siempre, poder disfrutar y compartir momentos como este en familia o con amigos entorno a la gastronomía de Argentina. (Fotos).

Las Violetas
Av. Rivadavia 3899
Ciudad de Buenos Aires
Argentina
Tel.: +54 (11) 4958.7387
Web: www.lasvioletas.com