Mar del Plata en invierno, en temporada baja y junto a mi familia ¡me encanta!. Bien lo sabe mi mujer y fue así entonces que nos invitó a que pasáramos un fin de semana allí.
Y allí fuimos, cómplices en la sorpresa para sus hermanos y sus respectivas familias, quienes nos acompañaron también, pero solo nosotros conocíamos el destino y quienes viajarían. Fue muy divertido cuando todos se encontraron justo un momento antes de subir al micro que nos llevaría.
A 400 km. de la Ciudad de Buenos Aires se ubica La Perla del Atlántico, otra forma de llamarla que la industria turística le da a Mar del Plata. Ha sido y sigue siendo el lugar donde gran parte de los argentinos eligen pasar sus vacaciones de verano. Entre fines de Diciembre y principios de Marzo la ciudad se transforma para recibir la oleada de veraneantes. Hacia allí se mudan las compañías de teatro, toda clase de artistas, programas de tv, etc. Durante un poco más de 60 días mucho pasa en esta ciudad a orillas del Mar Argentino. Arriesgaría a decir que en Buenos Aires todos los que conocen el mar, lo hicieron por primera vez en un verano Marplatense.
Pero durante el resto del año cuando la ciudad parece descansar, en realidad se toma un respiro baja el ritmo de sus actividades pero sigue en funcionamiento preparándose para la temporada siguiente y para los fines de semana largos. Claramente se mantienen las ofertas gastronómicas y hoteleras, y para mi regocijo puedo elegir el restaurante que más me plazca sin pensar en tener en las largas esperas que se producen en tooodos los restaurantes en temporada alta.
Por su puesto otra actividad que no descansa nunca es la pesquera, en Mar del Plata funciona uno de los principales puertos del país y todo a su alrededor relacionado con la industria. Bueh! a decir verdad por estos días algún parate hay. Los avatares socio económicos durante estas últimas semanas hicieron que muchos barcos pequeños permanecieran en puerto mientras gobierno, empresarios, sindicatos y demás protagonistas buscan acuerdos salariales y otras índoles de naturaleza política.
En fin, tras visitar los clásicos lugares de la ciudad con los niños durante el sábado, finalmente el domingo desde la mañana bien temprano tomé el puerto por las mias y quien quisiera acompañarme sería bienvenido.
Hacía mucho tiempo que no visitaba el puerto, pero nada ha cambiado en años. De todas maneras recorrí sus muelles y sus pescaderias como siempre, tomándome mi tiempo, pensando en como sería mi crónica para ustedes, y esperando a pasado el mediodía para el ansiado almuerzo.
En lo que sería la entrada al puerto se ubican algo más de una decena de restaurantes, dispuestos en el perímetro del estacionamiento. Uno puede recorrerlos a todos en pocos minutos (en un fin de semana de temporada baja), y luego elegir en cual tomar el almuerzo. Todos en general son del mismo tipo, algunos ofrecen la modalidad de autoservicio al estilo de las casas de comidas rápidas, otros son de una ambientación más cálida, otros con menúes un poco más extensos, etc. Todos se suponen de buen servicio y de pescado bien fresco. Voy a recalcar que las veces que he ido a comer al puerto ha sido en temporada baja. Otras experiencias que me han compartido en temporada alta no hablan tan bien del asunto.
No hay que darle muchas vueltas, al puerto de Mar del Plata se va a comer pescados y ya. Entonces todo esta dispuesto mas bien para la popularidad turística y no tanto para excentricidades gourmet. Para vivir experiencias mas refinadas hay muy buenos restaurantes en el centro de la ciudad.
- Muy bien cuñados, espérenme acá que ya vuelvo – Minutos después, tras haber hecho la recorrida volví con la desición, – comeremos en Puerto de Palos -. Mi arbitrariedad no nos decepcionó. Pero seguramente cualquiera de los demás restaurantes también habrían funcionado bien.
En este caso Puerto de Palos me resultó bien ambientado y me sentí bienvenido desde el primer momento, dos aspectos primordiales para tratar de sobresalir ante tanta oferta gastronómica en tan pocos metros a la redonda.
Otro factor importante para aquella ocasión fue el pelotero y el menú infantil para los peques. También ofrecen opciones de platos sin pescado o fruto de mar alguno, pues no lo logro que mi mujer coma pescado de ninguna forma, y eso que he probado varias.
Mi experiencia empezó con unos Calamaretes a la Gallega, deliciosos y en el punto de cocción indicado para que resulten de textura bien tierna.
Nestor quedó muy satisfecho y felíz con Salmón a la plancha. A pesar de la sencillez de la técnica de cocción no dejó de tener un exquisito sabor realzado con apenas un chorro de aceite de oliva, sal y pimienta.
Los niños tomaron el menú infantil de Filet de Merluza a la Romana con puré de papas. Más clásico que eso para los niños argentinos no existe cuando de pescado se trate. En Buenos Aires cuando hacemos referencia al filet de pescado queda implícito que es filet de Merluza, de la misma manera que cuando decimos carne estamos refiriéndonos a vacuno.
Como principal elegí un Lenguado con salsa de Camarones. En contrapunto con el salmón, el lenguado estuvo enmascarado con mucha salsa y condimentado en exceso. Rico pero debí estar al tanto por parte del mozo que el plato se presentaría así, hubiese elegido otro. Deben saber que cualquiera sea la clase de restaurante o preparación, las salsas deben servirse discretamente, sino aparecen en el aire suspicacias del tipo el pescado no está fresco, o el cocinero inexperto dejó perder las mejores características del plato.
Las mujeres optaron por ensaladas y alguna pasta que sirvieron para que no queden excluidas de una hermosa mesa familiar como la que se formó aquel mediodía de domingo.
Regamos el almuerzo con vino blanco seco de la casa. La carta de vinos no es muy extensa en Puerto de Palos.
Algo nos faltó al momento de los postres, personalmente ninguno me tentó en particular, tal vez ya habría estado más que satisfecho, entonces tan solo un par de bocados al postre Balcarce de mi mujer me bastó para cerrar el almuerzo. Tal vez en este punto Puerto de Palos podría sugerir algo más llamativo.
Las conclusiones finales son buenas, pero a diferencia de otras anécdotas gastronómicas que les he contado, esta vez mi recomendación pasa por el paseo por el puerto en sí, más que por el lugar donde comer. Quienes se den una vuelta por Mar del Plata deben visitar el puerto, recorrer los restaurantes hasta sentirse atraído por uno y entrar nomás.
Encontrarán algunas fotos más clickeando sobre cualquiera de las anteriores, todas están con alguna nota extra.
Puerto de Palos
Centro Comercial Puerto (Playa del Puerto)
(7600) Mar del Plata, Argentina
Tel. +54 (223) 4801232
Finca Hué es un emprendimiento familiar radicado en la zona rural de Sierra de los Padres, Pcia. de Bs. As. desde el año 2005. Nos dedicamos a la producción y el envasado de alcaparras y alcaparrones, en vinagre y a la sal. Contamos con cultivo y establecimiento elaborador propios, empleando métodos enteramente artesanales en todos los procesos. Nuestro lema: “Calidad Artesanal Envasada en Origen”
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No hay como comer las rabas de MDQ… Gracias por la excelente nota
Muy buen paseo !! y excelente articulo !!
Muy bueno el artículo, muy completo
Felicitaciones