Hay tres razones por las que no puedo dejar de compartir esta receta que preparaba ayer como entrada en una comida familiar.

La primera es que estamos en plena temporada de sardinas, soy un reconocido fanático, o mejor dicho gastromaniaco, de este pescado, y completamente incapaz de resistirme a comprar magníficos ejemplares como los me encontré ayer  en el mercado.

La segunda es sobre el método de elaboración de esta receta y en conocido inconveniente que tiene la preparación en casa de sardinas a la plancha, horno, parrilla o similar. El disfrute de las sardinas por grande que este sea dificilmente compensará el olor que durante horas nos dejarán en la cocina y en la casa. En este caso sólo las blanquearemos en una cocción muy rápida lo que no dejará desagradable olor en vuestra cocina.

La tercera tiene más que ver con la técnica de preparación por atípica y  por el resultado a nivel de sabor y textura. Como digo la sardina se blanquea en agua con sal y laurel durante un minuto y luego se deja atemperar para terminar la limpieza y emplatado de los lomos. Vaya por delante que es una receta para los amantes del pescado en general y de la sardina en particular . De ser vuestro caso no dejéis de prepararla porque os garantizo que disfrutaréis.

Ingredientes (3-4 personas)

6 sardinas terciadas (más bien grandes)
10 dientes de ajo laminados
2 guindillas pequeñas de cayena secas
Aceite de oliva virgen
Un poco de perejil fresco
Una hoja de laurel
Sal

Preparación (las sardinas)

1. Poner agua a hervir en una cazuela con sal  y una hoja de laurel.
2. Limpiar bien las sardinas de tripas y escamas si deteriorarlas demasiado.
3. Poner en el agua y dejarlas hervir durante un minuto.
4. Sacar del agua con cuidado de no romperlas y dejarlas enfriar hasta que se atemperen.
5. Una vez atemperada limpiar con la ayuda de un cuchillo, con cuidado y separar los lomos de la espina retirando las espinas laterales y las que pueda haber en la parte de la tripa.
6. Ir secando los lomos y presentarlos secos y limpios sobre una fuente o plato con la piel hacia abajo y sobre ellos añadimos una pizca de sal.
7. No os debéis extrañar si veis los lomos de sardina poco hechos ya que su cocción se completará al final de la preparación cuando añadáis el aceite caliente.

Preparación (el ajillo)

1. Una vez limpios y preparados los lomos laminamos los dientes de ajo. Tambien picamos el perejil fresco finamente y  reservamos.
2. Freímos en abundante aceite de oliva virgen extra lo ajos laminados y cuando vayan estando dorados y un minuto antes de retirarlos, añadimos las guindillas de cayena. Tener cuidado que los ajos que no se quemen porque esto amargaría y estropearía la elaboración.
3. Sobre cada uno de los lomos de sardina añadimos el aceite caliente con los ajos y la guindilla.

Presentación

Podéis emplatar y presentar de forma individual o en una fuente o plato grande con todos los lomos, pero tras añadir el aceite y la ajada recordar añadir el perejil finamente picado que habíamos reservado.