Muchos meses hace que no tenía una salida de comer. Yyyy … diría 2 meses fácil. Para mi muchísimo, pero por suerte llegaron unos días de vacaciones y los aproveché para las cosas que más me gustan por estos días, compartir todo el tiempo con mi familia, salir de la ciudad para ver otros paisajes, leer un buen libro, y por supuesto poder conocer algún reducto culinario y contarles la experiencia a través del blog como lo estoy haciendo ahora.

Tendré que terminar pronto esta crónica porque las vacaciones ya se acaban, y me espera otra vez el ruedo, de manera que aquí vamos.

Sierra de la Ventana, sur de la provincia de Buenos Aires, un lugar poco elegido por los argentinos para veranear, y para los extranjeros no se si sabrán que existe – a partir de estos párrafos si lo harán y serán bienvenidos -.

Conozco este paisaje serrano desde muy niño cuando mis padres trabajaban en Sierra Grande, pueblo que supo ser La Capital del Hierro situado en la provincia de Río Negro; el micro que desde allí me retornaba a B.A. para vivir con mi abuela, pasaba por la ruta desde donde se ve La Ventana que la erosión y paso del tiempo formaron.

Ya más grandecito fui con unos vagos puntualmente hasta allí para llegar hasta el mismísimo Hueco de la Ventana, y ahora que volví después de muchos años, me di el gusto de trepar el sendero con mi hijo y con uno de mis sobrinos (el prefe de mi mujer).

Muy linda experiencia, como la que le siguió esa misma noche cuando para festejar la travesía nos fuimos a cenar a La Comarca. Muy buen plan de mi mujer, que claramente prefería recorrer el pueblo horizontalmente y no subiendo y bajando los 1.184 m del Cerro Ventana. Y por suerte así fue como descubrió este restaurante bastante escondido reservado tan solo para 20 comensales cada noche en temporada alta (Dic – Mar) y solo viernes, sábado y domingo en baja.

La Comarca funciona en una particular casona que data de principios de siglo XIX, de estilo Normando, con un hermoso atrio delantero Victoriano y la galería trasera con sus columnas y adornos de madera tallada (Art-deco), fue restaurada para el funcionamiento del restaurante durante los años 2006 2007 y 2008.

Obviamente solo se accede a una mesa con estricta reserva, y voy a recomendarles tomen una en este lugar por varias razones: el rechinar de los pisos de madera ya te transporta al pasado desde el primer paso, la sencillez del servicio y de los platos suman calidez y brinda la oportunidad de vivir una experiencia gourmet ideal para los que aún no se han animado por los clásicos prejuicios de, las porciones chicas, los precios elevados o el clásico “eso no es para mi”.

Nuestra cena fue sencilla, muy bien servida y a un costo totalmente razonable. Con los niños compartimos una entrada de estupendas rabas, técnicamente muy bien logradas, super tiernas y con un empanado bien clarito y bien crocante.

En la carta los principales estaban dispuestos primeramente con las sugerencias del chef, luego los platos clasificados por el tipo de carne que protagoniza la preparación, (vacuno, cerdo, pollo, animales de caza) y finalmente algunos clásicos.

Nuestros principales: Clásico plato, clásico es que mi mujer elija pollo, pero desde la cocina de La Comarca supieron hacer un pollo al ajillo con papas españolas extraordinario y único, por las dimensiones de esa pata y muslo tuvo que haber sido pollo de campo. Super crocante la piel – yyyyy, era al ajillo mi amor – recalqué cuando ella se sintió algo invadida por ese sabor.

Por mi parte, fui directo a las carnes de caza y por primera vez probé jabalí no estando escabechado. La salsa de mostaza tal vez enmascaró un poco su real sabor. De todas formas, sin llegar a deslumbrarme debo reconocer, este jabalí a la mostaza cocinado al horno con batatas estuvo muy bien logrado. Deben saber quienes no lo han probado aún, que la carne de jabalí no es precisamente tierna, y hay que aplicar muy buenas técnicas de cocción y contar con muy buena materia prima para lograr el plato tal cual me llegó a la mesa. Confieso, terminé pasando el pan al plato y no quedó ni rastro de lo que allí se había servido. Menos mal que no me dislumbró, ¿no?.

Los niños pidieron su buena milanesa napolitana con papas fritas para compartir. La ventaja de la carta que les mencionaba más arriba, es que además de tener cocina de autor, también se podían elegir platos más tradicionales, y así uno puede compartir la mesa con gente querida sin que nadie tenga que resignarse a comer lo que no quisiera.

El mismo concepto con la carta de postres. Así entonces fue como los peques optaron por el flan casero con crema. Mi mujer y yo compartimos la especialidad de la casa, Marquise de Chocolate ¡Blanco! con Frutos Rojos. Fue un error la elección … “para compartir”, la próxima uno para cada uno, sin duda y como suele y debe suceder con los postres, el mejor recuerdo de todas las preparaciones degustadas esa noche.

Brindamos una y otra vez con un fresco vino blanco Norton por nuestra hazaña serrana de llegar hasta el Hueco de la Ventana y por la felicidad de poder compartir la mesa en familia.

El cansancio iba ganando terreno sobre nuestros cuerpos y tras una breve sesión fotográfica del lugar nos despedimos de Ricardo y Sergio quienes estuvieron a cargo de un muy cordial servicio, con la promesa de recomendar este lugar a todos los que visiten Sierra de la Ventana.

Complejo Gourmet La Comarca Restaurante
Tornquist 125. Sierra de la Ventana. Buenos Aires
Argentina
Tel.: +54 (0291) 4915629 (0291) 154 274990
Web: www.la-comarca-restaurante.blogspot.com
Email: lacomarca@argentina.com