Me veo obligado, encantado por otra parte,  a escribir definitivamente unas lineas sobre esta maravillosa cerveza que después de tomar en muchas ocasiones, hoy especialmente acompañando un sashimi de salmón, fresquita, en una de las primeras noches calurosas de Madrid, me ha reconciliado con el mundo.

Rosita
Photo by inthesity

Cuentan mitad historia mitad leyenda que el hijo mayor de una familia de Tarragona llamado Jaume Comte regentaba una pequeña fábrica de lejía en la calle Hospital de Tarragona, llamada “Jabones y lejía la Gardenia”.  Según parece el señor Comte se enamoró loca y perdidamente de una jovencita costurera llamada Núria, “la de la cola”. Pese a las diferencias sociales se casaron y se prometieron amor eterno. La familia del señor Comte nunca aprobó el matrimonio y desde ese momento no les pusieron las cosas fáciles. Después de poco tiempo, vinieron tiempos difíciles y con “la ayuda” de la familia, la empresa de lejía quebró. Completamente arruinados y repudiados, Núria volvió a coser camisas y pespuntes y Jaume, olvidado por su familia, buscaba desesperadamente cómo ganarse la vida. Pero no todo eran malas noticias. Un 23 de abril nacía en Tarragona una niña llamada Rosita hija de ambos, fuerte, morena y con los ojos grandes y los labios carnosos. Era luchadora y sufridora, ya que casi no lloró al nacer. Había heredado el carácter fuerte de su padre y la frescura de su madre. El día siguiente al bautizo, fue a visitarlos un pariente llamado Domènech Güansé Salesas, uno de los grandes escritores y literatos tarraconenses. Fue él quien los animó a irse a Cuba, a empezar de nuevo ¡a hacer de la adversidad una oportunidad! Poco sabemos de lo que sucedió en Cuba… sólo que finalmente volvieron a Tarragona con una cerveza que no podía llamarse de otra forma, Rosita, de Tarragona.

Cerveza Rosita negra y sashimi de salmón

La variedad de Rosita más común es la rubia.  Es una cerveza muy peculiar, de color miel, de carbónico fino y elegante, con cierta densidad en copa, espuma blanca con tonos marfil, cremosa y constante, con buena persistencia. Ligeramente turbia debido a la presencia de levaduras de la segunda fermentación.

Un cerveza peculiar y diferente que sorprende en nariz mostrándose afrutada, con mucha persistencia del grano infusionado, notas a plátano y manzana roja, recuerdos de melazas y tostados muy sutiles, muy compleja.

En boca es dulce y golosa al principio, para pasar a notar todo su volumen aromático y gustativo con un paso denso y graso. Las notas a grano tostado, recuerdos a miel y fruta madura toman ahora su máximo esplendor. Su buena acidez hace que el paso por boca no resulte pesado y podamos gozar de toda su complejidad. El postgusto es elegante, con una fina amargura, balsámica, muy sutil, cosa que deja una boca limpia y muy fresca, sin sensación de pesadez.

Es una cerveza que resulta ideal como aperitivo. Su sutil amargura y su frutosidad la hacen ideal para productos difíciles de maridar como espárragos verdes, alcachofas, ensaladas, verduras a la parrilla, caracoles (con salsa, hervidos, “a la llauna”…). Aguanta bien las carnes blancas y el pescado azul.

Cerveza Rosita negra y sashimi de salmón Nosotros esta noche hemos degustado la negra y la hemos combinado con un sashimi de salmón.  La variedad negra es de color negro café con espuma ligeramente marrón no muy duradera. como su hermana rubia en boca es afrutada, dulzona pero más tostada, está muy presente la avellana utilizada en su elaboración, así como notas de café y caramelo. En boca es densa aunque de paso ligero y muy agradable al paladar, con ligero sabor a café y  notas de frutos secos principalmente de las avellanas. Su final es dulzón y persistente.

Sobre su fabricación comentaros que está realizada con productos propios de la elaboración artesanal como, agua, malta de cebada, lúpulo, levadura, azúcar y miel. No se le añade en ningún momento ningún otro producto conservante ni que cambie sus propiedades organolépticas, a excepción de las avellanas que se utilizan en la variedad negra.

El proceso se inicia con el molido del grano de malta de cebada para su posterior cocción con agua a varias temperaturas que oscilan entre los 40ºC y los 78ºC durante unos tiempos muy determinados. Este proceso da como resultado un mosto de cerveza que se filtra y se vuelve a cocer a más temperatura. Durante esta segunda cocción se le añade al mosto el lúpulo y la miel. Una vez acabada esta fase de cocción, se deja reposar el mosto y se decanta para rechazar los restos de lúpulo que precipitan. Luego se pasa a una fase de fermentación con el aporte de la levadura de cerveza, Saccharomices cerevisiae, que convertirá gran parte de los glúcidos en alcohol, dando el grado y convirtiendo el mosto en cerveza. Después de la primera fermentación y el posterior reposo de la cerveza, se hace un seguimiento a nivel de levaduras en la bebida durante unos días. Es entonces cuando, después de añadir una pequeña cantidad de azúcar caramelizado, se envasa en sus botellas, que se colocan en una sala de fermentación.

En esta sala, la Rosita pasará entre 8 y 10 días para completar su segunda fermentación, fase que se monitoriza mediante el control de la presión de las botellas. Es en este momento cuando se etiquetan las botellas y se preparan para su envío a los distribuidores y, a través de ellos, a la nevera de nuestras casas.

Tomar nota, no la tienen en todas partes, por el volumen de su producción no es fácil de encontrar, precisamente por ello si la veis no la dejéis escapar.

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