Una de las ventajas de vivir en una gran ciudad cosmopolita como Madrid es que ofrece casi infinitas posibilidades de degustación de platos de cocinas más o menos exóticas. Así, en Madrid conozco restaurantes tibetanos, persas, armenios, rumanos, filipinos, peruanos, de cocina cajún, suecos,… y desde el sábado pasado, etíopes.
En la esquina de la calle de Manuela Malasaña con Ruiz, en el centro de uno de los barrios más característicos de Madrid se encuentra el resturante etíope Mesob. Mesob es el nombre del “plato” o en realidad “mesa” hecha de paja tejida y con una curiosa tapadera en forma de cono alrededor de la cual comen tradicionalmente los etíopes. La comida se conserva caliente en el interior de esta especie de recipiente de paja y una vez se destapa el mesob los comensales comen con la mano de su interior. En el restaurante los mesobs son meramente decorativos y la comida se sirve en platos y cazuelas y con cubiertos.
La carta de Mesob es sencilla, compuesta de entrantes y platos de pollo, ternera, cordero y vegetarianos. No están hechos para compartir, excepto los entrante, son raciones para una persona si bien nosotros compartimos todo y no nos quedamos con hambre.
Una de las cosas más curiosas de la cocina etíope es el “pan” o injera que se sirve con los platos al estilo del nan hindú, aunque no tiene nada que ver. La injera se elabora con harina de teff, una especie de cereal autóctono que se fermenta durante varios días y posteriormente se cuece en una especie de plancha de cerámica. Su textura es muy esponjosa, su aspecto casi de goma espuma y su sabor con un sorprendente toque amargo.
De entrantes pedimos unas sanbussas vegetarianas, especie de samosas o empanadillas rellenas de lentejas y servidas con la moderadamente picante salsa berbere elaborada con una especie de guindillas. Muy ricas.
Compartimos después un plato vegetariano (unas contundentes habas con guisantes y una especie de salsa de tomate), un plato de doro (pollo) servido sobre injera (doro wot) acompañado de huevo duro, queso fresco y salsa berbere y una cazuela de trozos de cordero tierno a la brasa con sal y pimientos.
Todos los platos sabrosos pero muy sencillos, sin pretensiones de deslumbrar por su exotismo y sin concesiones a los gustos locales. El berbere aparece en casi todos ellos como el cardamomo en la cocina hindú o el jengibre en la indonesia.
En definitiva, una alternativa exótica que merece la pena probar y seguir descubriendo en futuras visitas.
Mesob ofrece un servicio de ceremonia del café, salvando las distancias, especie de ceremonia del té japonesa pero con el café, originario de estas tierras africanas, como protagonista. Me lo apunto para la siguiente visita.
Los platos aquí mencionados, 2 cervezas y 1 refresco salieron por 50 euros. Aquí os dejo unas fotos.
Restaurante Mesob
Calle de Manuela Malasaña, 17
28004 Madrid
España
Tel: +34 914 45 81 70
Jugendstil tengo que decir que me ha sorprendido y gustado mucho tu post y tu recomendación. He probado alguna vez algún restaurante etíope, en Amsterdam ciudad cosmopolita también donde las haya, y tengo que reconocer que la experiencia fue para recordar aunque no la compartiera aquí. Eso si no recuerdo el nombre pero creo que sabría volver.
El olor de la sala, el no saber que iba a comer, la parca carta sin ninguna pretensión y el sabor y la simple pero contundente personalidad de los platos unidos al hecho de comer con tus propias manos y la simple ayuda de injera, como digo son se olvidan fácilmente.
Allí si que nos lo sirvieron como un Mesob, plato al medio y sin cubiertos.
Tu artículo me recuerda aquella velada durante mi año holandés y me trae buenos, muy buenos recuerdos, gracias por compartirlo.