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Reza un pequeño cuadro expuesto en una de las paredes del local donde se encuentra la taberna …
“Antigua carbonería perteneciente al marqués de Floridablanca, ministro del Rey Carlos III, esta taberna sirvió a finales del siglo XVIII como lugar de intrigas y contubernios palaciegos, mientras se practicaba el todavía incipiente juego del “mus”. Durante el levantamiento del pueblo de Madrid contra el invasor francés, las hermanas del vecino convento de Nuestra Señora de la Encarnación escogieron este lugar para ocultar la reliquia de San Pantaleón, siendo aquí precisamente donde se produjo por primera vez la licuación de su sangre. Posteriormente, el local pasó a pertenecer -por razones de favor de una aristócrata madrileña- a Luis Candelas, quien lo transformó en la taberna “Traganillos” como tapadera de sus numerosas correrías legendarias. Acudían a ella todo tipo de pendencieros y trabucones, provocando con el tiempo el ser frecuentada por parejas de “migueletes”. Apresado su popular propietario, Candelas, antes de ser ajusticiado y como una de sus últimas voluntades, le cedió a su buen amigo malagueño el panadero Vicente Mollet, a quien el afamado bandido llamaba cariñosamente “El Mollete”…”
No se si como se cuenta en la taberna será un rumor popular o tal historia responderá de forma fidedigna a la historia del local, pero lo que si que se es que leyendo este cartel, colgado en una de sus vetustas paredes que comprenden un espacio minúsculo, se puede llega a imaginar y respirar la España del siglo XIX.
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Son ya muchos los años que Úrsula y Tomás llevan al frente de El Mollete, creo que veintitantos, y desde entonces Úrsula deleita a los visitantes con pequeños platos y guisos que no responden a carta fija ni menú y que se van componiendo a capricho de los productos de mercado y a la inspiración de su cocinera.
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Lo conozco de oídas desde hace muchos y casi todo es bueno, pero debo confesar que nunca he ido a tapear. Tras esta última visita, tengo firme propósito de ponerle remedio. El otro día una visita matutina al Palacio Real me llevó por la zona y nos acercamos a tomar un pincho de tortilla de la que prepara Úrusla, lástima que no estuviese todavía lista. En su lugar la opción fueron unos ricos Molletes de lomo con queso y bacon con queso que nos permitieron recuperar fuerzas para seguir camino con las compras navideñas.
Taberna El Mollete
Calle de la Bola, 4
28013 Madrid
España
Tel: +34 915 477 820
Esta taberna es una de mis favoritas,después del ir al Real para la ópera voy siempre al Mollete, de acuerdo con todos los comentarios. El único inconceniente es que el año pasado fue Francis Ford Coppola (hay unas fotos en la taberna) y salió una reseña en el New York Times, con lo cual se pone de guiris hasta arriba. Ursula y Tomás de 10
Conozco el Mollete desde que comenzé mis estudios en la escuela de restauración, que está al lado. Era el lugar obligado de café y bocata a las 11, durante el descanso, y de encuentro tras las clases para un pincho de tortilla con caña (en este orden). Acabé hace quince años, y volví hace un año con unas amigas (compañeras de la escuela). Me encontré con el mismo bar conocido, y con Tomás y Úrsula atendiendo. Era como si hubiesen hecho un pacto con el diablo, él, igual que siempre, vacilón al más puro estilo madrileño, y ella encantadora, cocinando igual o mejor que antes. Vamos, una gozada¡¡ Es un sitio muy recomendable, aunque su tamaño, parte de su encanto, impida que en ciertas horas haya hueco para disfrutar. He vuelto varias veces, todas ellas estupendas.