El que hoy nos ocupa es sin duda el mejor restaurante mexicano de la capital en todos los aspectos, cuidado, servicio y cocina, esta última tan tradicional como si estuviéramos en uno de los distritos aztecas.     

Imposible comer o cenar en fin de semana sin reserva –de al menos un par de semanas- los platos mantienen un encanto rico en matices y pulcro, sin contaminar con los estereotipos a los cuales tienden este tipo de cocinas de éxito foráneas cuando salen fuera de su país.  Imaginad un restaurante español en los Estados Unidos donde no sólo se limitaran a servir paella o tortilla de patata sino que profundizaran a un cocido madrileño o a una fabada Asturiana, no digo que en la Taquería del Alamillo no vayas a probar tacos pero sí puedes saborear una buena Tinga Poblana o a un Molcajete.     

El lugar está lleno de detalles, tan cuidados como que es la propia Rita, regente del local, la que se encarga de atenderte, a la llegada y a la despedida, manteniendo la familiaridad del lugar. No esperéis un restaurante sofisticado, aunque si confortable tanto en le interior como en la terraza (en la misma plaza del Alamillo de donde recibe su nombre).

Normalmente abrimos la comida con un cocktail clásico, una margarita está bien.

Para comer como entrante elegimos quesadilla Cempazuchitl –quesadillas con flor de calabaza- y guacamole. Ambos impecables. Seguimos con taco Pastor y ternera Arriera acompañada de chile y queso. Excelente.

No pedimos postre –no podíamos más- pero sí café. Ese día tenían café de olla –café colado (como se hacía antiguamente en Madrid) con canela, naranja y clavo- que nos supo de maravilla.

Junto con la cuenta, sin solicitarlo, nos trajeron un turístico coscorrón –chupito de tequila con sprite golpeado-.

Nos fuimos con un gran sabor de boca.

Restaurante Taquería del Alamillo
Pza. Alamillo, 8
28005 Madrid
España
Tlf: +34 91 364 20 88