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Me gustaría hablaros de un joven (33 añitos) llamado Jaime Oliver que está revolucionando el mundo gastronómico anglosajón por su entretenida forma de divulgar la cocina. Mi primera aproximación a este personaje se produjo una tarde desde el sillón de casa durante uno de esos momentos de zapeo compulsivo entre anuncio, película, serie o qué se yo, el caso fue que, pasando por un canal local, apareció un joven con aspecto desaliñado dando vuelta a una ensalada verde, con alcaparras, pimientos asados, salsa de mostaza y queso ¡sobre la encimera y con las manos! Vaya –pensé- este es un modus operandi nuevo, no cuenta chistes o anécdotas, no cocina con un famoso, no va vestido como un cocinero ni tiene bigote, ¡vamos a ver qué hace!. Y me enganchó, los que ya le conozcáis o hayáis visto alguno de sus programas estaréis de acuerdo conmigo en que cuesta poco familiarizase con el personaje, es una persona que transmite cercanía, que mantiene un diálogo constante con la cámara –diría incluso que le cuesta estar en silencio- es cercano, transmite y sus platos son francamente curiosos y quizá esta jovialidad e innovadora forma de presentar la cocina haya sido el motivo de su popularidad. Los que no le conozcáis, una advertencia, no busquéis más allá de pasar un rato ameno y entretenido, no, cocina no busquéis, curiosidades y algún detalle tal vez, pero nada más. Quizá la negación pueda ser atrevida pero… uno tiene vistos muchos cocineros mediáticos españoles y cualquier plato de aquí tiene más poso que los elaborados por este joven. Me explico, Jamie parte de una premisa: la innovación de la cocina británica a través de la fusión con platos de otros países (fundamentalmente del sur de Italia), como comprenderéis, esto es muy arriesgado, decía un profesor mío –el mejor que he tenido nunca- que, por regla general, la mezcla de colores aumenta su belleza pero en alguna ocasión hay colores que por mucho que se pretenda, al unirse, desagradan, (este es el caso del rojo y el verde) y que sólo corresponde a los genios lograr una fusión perfecta, ¡Velázquez! –decía- es el único que lo consiguió. Pues algo así ocurre con la cocina. Viendo el otro día uno de sus capítulos donde viajaba por las regiones más pobres de Italia en busca de la esencia de su cocina me di cuenta de que no iba por el camino correcto. Llegó a un colegio y entró al comedor para mostrar a las cámaras qué comían los niños italianos, orgullosas las cocineras le mostraron el menú del día y ¡sorpresa! ese día tocaba pasta y verduras. Jamie entusiasmado mostró crítico a la cámara lo que comían los niños ingleses: salchichas, hamburguesas grasientas y algún otro plato inglés (algún tipo de pastel de carne imagino). ¡Esto es una basura! –vino a decir- ¡Mirad que bien comen en Italia! …En ese momento me di cuenta de que no iba por muy buen camino, ¿tal vez los niños ingleses necesitan más calorías por el frío y por eso toman alimentos hipercalóricos? No lo sé, el caso es que, humildemente, creo que para tener éxito en la cocina fusión lo primero que se ha de hacer es admirar lo propio, estudiar lo ajeno, tomar lo mejor de ambos mundos y hacer algo bonito para el que lo cocina, para el que lo come y…para el que lo ve por la tele. Un fuerte abrazo. Para más información sobre Jamie Oliver podéis entrar en su página Web –ahora mismo tiene una campaña para mejorar la vida de las gallinas ponedoras-, entrar en wikipedia o ver su programa las tardes del fin de semana en Localia.
maria, lo primero, bienvenida al blog!
Respecto a tu comentario yo diría más, tiene que ser durísimo, cualquier profesión requiere esfuerzo, dedicación y compromiso si te la tomas en serio y quieres ser un buen “profesional”, término que por desgracia no siempre va asociado a las profesiones.
Jamie ha elegido la hostelería/restauración, sin duda una de esas donde la dedicación no tiene horarios o si los tiene son nefastos, pero aparentemente, se le ve disfrutar con lo que hace y sin duda, ahí está la clave! en disfrutar con lo uno haga, sea lo que sea, te dediques a lo que te dediques…
tener una cadena de restaurantes como la de jamie oliver tiene que ser duro .a mi me gusta la cocina
Cuando visito cualquier país extranjero me gusta, si tengo tiempo, acercarme por una librería de la ciudad donde me encuentre y comprar un libro de cocina o gastronomía local. No siempre lo hago, depende del tiempo que tenga y por supuesto de encontrar un ejemplar que me convenza. Sin duda, en algunos países es más fácil que en otros.
Sin embargo desde hace un par de años más o menos, vengo observando que en ninguna, ninguna de esas librerías, falta un libro de Jamie, y creerme que han sido unos cuantas en lugares muy diversos. Os insto a comprobarlo de tener ocasión.
Nacer cocinero en el país anglosajón, no debe ser fácil, pero este hombre ha sabido traspasar las fronteras de su país y proyectar su peculiar forma de hacer y entender la cocina a medio mundo. En muchos casos su mayor embajadora es la cocina italiana, la cual adora llegando a tener libros en exclusiva sobre el tema.
Gracias crastino por tu vuelta y por tu artículo, sin duda muy interesante.