vista de la Puerta de entradaGuadarrama, como otros pueblos de la sierra madrileña, durante los siglos dieciocho y diecinueve tenía varios molinos que aprovechando la fuerza del agua de los arroyos y rios que descienden de las sierra, trabajaban bajo sus piedras cereales destinados a diferentes menesteres.

En Guadarrama sólo uno se mantiene en pie, y es el molino del Rey que se remota hasta el 1749 y que hace unos años fue rehabilitado como restaurante. Durante el siglo dieciocho era uno de los mayores proveedores de harina de la Panera Real, pero doscientos cincuenta años más tarde, en esa misma ubicación, se ha pasado a dar cientos de comidas cada fin de semana en nuestros días.

El lugar es precioso, la rehabilitación realizada permite disfrutar de la edificación y su entorno, y se ha realizado un buen trabajo tanto en el interior como en el exterior.

Habíamos estado ya varias veces en ocasiones anteriores, unas tres o cuatro, pero la verdad es que no puedo dejar de compartir el sabor que nos ha dejado esta última visita.

El servicio ha sido demencial, es uno de estos lugares en los que sólo haces que ver pasar camareros de un lado a otro y que siempre te sientes desatendido. Hemos llegado y nos han tardado en traer las cartas uno diez o quince minutos y posteriormente hemos tenido que esperar otro tanto para que nos tomasen nota, y eso que hemos reclamado al menos tres veces que lo hiciesen. Lo peor de todo no es eso, lo peor es que cuando le hacemos saber nuestra disconformidad con la recepción al Maitre nos niega la mayor y nos dice que “eso no puede ser, que no podíamos llevar tanto tiempo” … tras cuestionar nuestra apreciación e insistirle, finalmente recula y pide unas tímidas disculpas.

Vista de la edificación del restaurante  

La comida bastante normal, por lamentables unos espárragos trigueros plancha que han ido de vuelta a la cocina porque de tan pasados que  estaban  sólo exhibían su color verde en las puntas, y por destacables unas croquetas de entrantes y como plato principal un cabrito bien asado, algo grande para mi gusto, y cocinado muy natural, en el que quizás se ha echado en falta alguna guarnición para acompañarlo. Daban la talla un Carpaccio de solomillo, unos Chipirones rellenos de mariscos, un Foie plancha y no llegaba el solomillo, con buena pinta pero algo quemado y aparentemente braseado sin demasiado cariño. Los postres bien.

Las mesas demasiado juntas, lo que sin duda estropea lo que podría ser un acogerdor comedor de estar decorado de otra forma.

Balance negativo, máxime si tenemos en cuenta los cuarenta y cinco euros por persona que hemos pagado y analizamos el servicio que nos han dispensado y la calidad general de sus platos. Sinceramente, hacía mucho que no iba, pero no lo recordaba así, nos pensaremos una nueva oportunidad.

EL Molino
Ctra. de la coruña Km. 42
28440 Guadarrama
Madrid
Tel.- +34 627 468 612

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