Tras mi primera aportación a este blog, su administrador ha tenido la amabilidad y la osadía de invitarme a participar con frecuencia. Yo por mi parte, he tenido mucho gusto en aceptar tal invitación y espero poder aportar artículos que puedan suscitar algún interés, desde lo mucho que me apasiona la gastronomía.
Así pues, inmediatamente me puse a pensar en cuál podía ser mi primera aportación de esta nueva etapa. Después de darle no pocas vueltas a la cabeza siempre alrededor de la buena mesa, recordé que hace menos de un mes vi en el típico reportaje de relleno en un telediario veraniego, una encuesta donde por abrumadora mayoría la tortilla de patatas era escogida como el plato favorito de los españoles.
No seré yo quien ose decir cómo se ha de hacer una tortilla de patatas, pues de todos es sabido que en cada casa se hace la mejor tortilla de patatas de España y resto del universo mundo. A mí, particularmente, me gusta comerla calentita y relativamente poco cuajada, que el huevo no esté totalmente sólido. Eso hace que cuando sobra un trozo y lo tomo al día siguiente me guste mucho menos. Seguro que todos aquéllos que compartís mis criterios sobre la tortilla la habéis calentado en un horno de microondas y el resultado deja muchísimo que desear: está caliente, pero ahí se acaba el parecido con el manjar que tomamos el día anterior.
Pues bien, a base de probar y probar (más tiempo, menos tiempo, con tapa, sin tapa, mucho tiempo a poca potencia, poco tiempo a toda potencia, y todas sus combinaciones) un buen día di con un truco que, si bien no nos lleva al nivel de la tortilla recién hecha, consigue una mejora espectacular. Es muy simple: antes de introducirla en el microondas coronarla con unas cuantas gotas de aceite de oliva (cuanto mejor, mejor), y luego calentarla de manera normal en el microondas.
Os animo a probarlo: la próxima vez haced una tortilla algo más grande, resistid a la tentación de comerla entera y comprobad como funciona… Ya nos contaréis.
La apreciamos mejor si está recién hecha o si es del día anterior calentadita en una sartén con unas gotitas de aceite de oliva del bueno. De todos modos en mi casa la tortilla cae, si está bien hecha, de cualquier manera: fría, caliente, del mismo día o del día anterior.
Gracias por compartir tu truco. ¡Qué lujo desayunar la tortilla que ha sobrado del día anterior, como si estubiera recién hecha!
A mi padre, mi abuela le tenía que hacer la tortilla horas antes de comerla para que estuviese bien fría, pero de eso a llegar al frigorífico? Por cierto, no debe ser genético, a mi me gusta recien hechita y que sangre.
A mí particularmente me gusta la tortilla fría, pero del frigorífico, el día siguiente. ¿A alguien más le gusta así o soy el único raro?